Hace algún tiempo que teníamos problema a la hora de que Amaya hiciera las cosas dentro de un plazo de tiempo determinado. Es así, a veces vamos con el tiempo pegado y hay que salir de casa a una hora concreta…(Imagino que tu día a día es también así). El cole empieza a una hora, nosotros trabajamos en un horario, etc… y el «date prisa» se suma a nuestra rutina de una manera natural.
Hace meses que quise «corregir» esa mala gestión del tiempo y me planteé dejar de decir «date prisa» como os contaba en este post.
Conseguir que Amaya desayunase era larguísimo y siempre teníamos que decirle 352 veces «venga, Amaya, date prisa que no te queda tiempo y vamos a llegar al tarde» y entrábamos en bucle de angustia cada mañana: ella por no saber realmente de qué tiempo disponía y yo por tener que estar apretando la tuerca de las prisas cada mañana.
El tiempo es para los niños algo abstracto y difícil de controlar. ¿De qué me servía decirle que le quedaban 10 minutos si ella no controlaba cuánto tiempo exactamente es eso?. Fue entonces cuando decidimos comprar un reloj de arena de 15 minutos de duración y comenzamos a utilizarlo. No como castigo, ni mucho menos, sino como herramienta de ayuda para todos.
Convivimos con el tiempo y aprender a medirlo es algo complicado para los peques, así que poder ver el paso del tiempo ayuda a ser consciente de cómo pasa y de lo que te queda todavía. Sin saber si 5 minutos es mucho o poco pero viendo que queda más o menos la mitad, hemos ido regulando esas mañanas atropelladas.
Ella ha aprendido a medir el tiempo que tiene, y yo he cerrado el pico de las prisas. Ponemos el reloj de arena en la mesa del desayuno y el tiempo empieza a pasar.
15 minutos es un tiempo razonable en muchos momentos del día. Para desayunar, para ver un ratito de dibujos, para la hora del baño…así que lo hemos incorporado en nuestra rutina y parece que la cosa ha mejorado bastante.
Obviamente no lo utilizamos siempre, puesto que no siempre hay prisas. Pero es cierto que ayuda a que ellos aprendan a medir.
No es fácil enseñar determinadas cosas y este tipo de herramientas, como padres, son útiles. Ahora, si hay algún psicólogo en la sala que quiera dar su visión, ¡¡¡será bienvenida!!!. Por mi parte, te animo a utilizar este recurso si andas metida en el bucle del «date prisa» y si te ayuda, me alegrará haber compartido nuestra experiencia.
¡Feliz día!
Yo tengo el típico reloj de arena para lavarse los dientes y tb lo utilizamos la temporada q Gabriel iba a Kumon y funciona aunque Gabriel es lento por naturaleza ? Bss
Si, sabía que existía en formato «lavar dientes» así que pensé que esa misma idea trasladada a otras cosas podría funcionar. :-)
Esto me interesa mucho! Isabel está utilizando el «modo caracol» conscientemente para sacarme de mis casillas. No sé si en este caso será peor que le ponga el reloj de arena, pero habrá que probar…
¡Gracias por compartir, Belén!
PS: Amaya está preciosa, aunque ya te lo he dicho mil veces :)
Jajajaj. modo caracol! ellos saben perfectamente cómo llevarnos al límite. Igual Isabel es muy peque aún para el reloj pero…prueba! un abrazo
Me parece una idea genial!! Mi hija peque también es como Amaya vive a otro ritmo!! poco a poco lo estamos consiguiendo y ha sido a raíz de dejar a un lado «date prisa» creo que eso los enlentece
Muy buena idea!! A nosotros nos pasa con las cenas y algunas veces acabamos poniendo el reloj de cinco minutos más y se acaba el tiempo.. pero es complicado.
Hola Belén , has algo que nos pasa a casi todos los padres . Ellos no tienen prisas para nada y nosotros andamos sobre apurados ?. Lo de el reloj de arena , lo había pensado y nunca llegue a ponerlo en práctica . Gracias por recordármelo , puede se una buena idea .
Besitos ,
Nuria
Idea genial??!!para peques y para adultos.Todo lo que sea evitar discusiones y evitar inculcarles la mala costumbre nuestra de «la cultura del estres», bienvenidas todas las estratégias y métodos! Me encanta!