Este post es una reflexión. Una mirada a mi misma, a mi faceta de mamá y a las cosas que hacemos con nuestros hijos creyendo que son mayores, cuando en realidad no lo son y ojalá les dure mucho tiempo.
Todo va deprisa, demasiado. De pronto llega un cumpleaños y eres consciente de que han pasado 5 años volando, como si fueran meses. Y sientes nostalgia de su etapa bebé, y miras fotos….y te das cuenta de que ha cambiado mucho en poco tiempo.
La rueda en la que entramos nos lleva a querer que hagan las cosas lo antes posible. Van a la guarde muy pronto (demasiado), si no caminan antes del año quizá es que tiene algún problema, queremos que coman solos, que dejen el chupete, que dejen de tomar teta y biberón, que dejen de usar el pañal, que aprendan a leer, hablar inglés, tocar el violín y que aprendan a nadar y montar en bici antes de los 4 años.
Queremos que sean autosuficientes pronto y encima nos justificamos diciendo que es por ellos, por su bien. ¿De verdad? ¿Acaso no somos sus padres y estamos para ayudarles? ¿Qué problema hay en que sean niños? ¿Qué problema hay en respetar sus tiempos?.
Parece que a la sociedad le molestan los niños y les forzamos a dejar de serlo lo antes posible. ¡Qué sabrá la sociedad de ser madre! y sobre todo…¡Qué sabrá la sociedad de ser niño!.
Yo no tengo prisa en que mis hijos crezcan, pero eso no lo puedo evitar. Van a crecer irremediablemente. Lo que si puedo hacer es dejar que todo sea natural, respetar sus ritmos, celebrar sus logros, y sobre todo, acompañarles y que no sientan constantemente que están haciendo las cosas mal y tarde.
Quiero que mis hijos sean niños todo el tiempo que lo necesiten.
Quiero poder escucharles, detectar sus necesidades y animarles a conseguir sus metas. Quiero que cada uno pueda desarrollar al 100% sus capacidades pero a su ritmo y en el orden que necesite. Claro que me preocupa que estén preparados en un futuro, pero también me preocupa que puedan vivir una infancia plena.
Se me quedan muchos pensamientos en el tintero ahora mismo y no se si he sabido plasmar la idea…no me considero una madre dejada por alargar el uso de un chupete, por ejemplo. Simplemente creo que hay que respetar a los niños y esperar el momento adecuado para animarles a hacer las cosas y poder conseguirlas sin presión ni sufrimiento.
¿Qué opinas tu de las «infancias robadas»?.
Muy buen post Belén y una reflexión que los padres debemos hacer más a menudo. Los niños son niños y se comportan como niños. Dejemos que sea así. MI hija el otro día me decía (4 años): Mami, yo quiero ser mayor ¡Ya! tuve que convencerla de los guay que es tener 4 años y de todas las cosas que puede hacer ahora y que no hará cuando sea mayor. Ella, claro, lo ve al revés pero creo que la convencí.. :D Un beso!
Pues muy de acuerdo contigo, Belén. A mí me entraron las prisas con mi hija mayor al principio. Después ya no porque me di cuenta. Ahora está a punto de cumplir los 8 y veo que se me escapa, que todo a ido demasido deprisa.
Hay que seguir sus ritmos y todo se vuelve más fácil.
Bonita reflexión.
Pues si, les forzamos a que se hagan mayores antes de tiempo. A veces, lo hacemos casi sin darnos cuenta, porque los padres somos competitivos, queremos que nuestros pequeños sean los primeros en hacer eso que deben hacer y en dejar eso que deben dejar. Sin pensar en que nosotros somos los principales protagonistas de los ritmos de su vida y de la importancia que tiene respetarlos y acompañarles en todo el proceso. Por supuesto, disfrutando a su lado, que sólo se es niño una vez. Un abrazo muy fuerte Belén!
Precisamente hable de eso ayer en el blog. En términos generales pero también incluía esto. Y además, es que les volvemos locos… Porque les pedimos una madurez y una rapidez en las metas que no se corresponde con su edad y a la vez les tratamos como bebes en muchas cosas y esa mezcla les inquieta, no saben que esperamos de ellos en cada momento. Qué bien leer tu post y coincidir en la visión!
Vaya por Dios, ya estoy con el ojo emborronado ?
El problema es que desde que nacen les imponemos horarios, normas, aprendizaje constante y modelos de conducta. El baño a la hora en punto, que obedezcan, que se pongan el pijama solos y deprisa, que cenen y se duerman aunque no les guste la cena ni tengan sueño…
Pero todos presionamos, padres, abuelos, hermanos, la guardería, los profes… TODOS. Hay miles de órdenes a lo largo del día que aceptan o no, según el día, y es parte del aprendizaje.
Pero eso no quiere decir que se les robe la infancia.
Podríamos hablar tanto y tanto que se nos van a hacer mayores sin que encontremos solución a la medida de cada niño, así que, vamos a disfrutarlos con serenidad y a enseñarles sin agobios.
Miles de besos, porque yo tampoco entiendo cómo habéis crecido tan deprisa y no sé cómo estoy hablando de mis nietos, si aún no habéis aprendido todo lo que yo quería enseñaros.
Os quiero infinito. ???
Hola Belén , este tema nos daría para hablar y escribir largo y tendido . La idea la has plasmado perfectamente . Consideró que la infancia es la etapa de nuestra vida más bonita y de hecho es una etapa de vida a la que sí me gustaría volver . Nunca he tenido prisa para que mis hijos crecieran y aprendieran a hacer una u otra cosa . Todo lo contrario , no los quería apresurar . Solo quería que fuera todo fluyendo según ellos iban avanzando . Cada niño es un mundo y necesita su tiempo . El mayor camino más pronto , quería aprender a montar en bici desde pequeñito y la pequeña no . Tenemos que respetar su ritmo . Crecer tendrá que crecer y
hacerse mayores pero todo a su debido tiempo , sin prisas y con respeto .
Besitos ,
Nuria
Me encanta y comparto tu reflexión. Es la etapa más bonita a pesar de los inconvenientes que luego se convierten en problemas de verdad.
¿No será que lo natural es su ritmo y que les desnaturalizamos imponiendo nuestro ritmo? Sociedad insana
Muy buen post y muy buena reflexión, no solo somos nosotros los que nos empeñamos en hacerlos mas mayores en el cole también lo hacen.Un beso fuerte
Totalmente de acuerdo, pero a la que van al cole ese ambiente respetuoso suele perderse. Se exige un mismo nivel a muchos niños sin tener en cuenta sus ritmos.