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Lo terribles 2 años de Mateo, los celos de Amaya, la personalidad de cada uno en ebullición, el estrés del trabajo, la falta de tiempo y el corre corre de todos los días….¡Qué levante la mano el primero que no castiga y tiene paciencia infinita!…Yo no. Hoy en este post quería hacer un ejercicio personal para conseguir educar sin castigar y gracias a los consejos de Isabel, de Centro TAP (Tratamiento Avanzado Psicológico) me pongo manos a la obra para intentar hacer las cosas de otra manera. Seguro que te interesan estos 5 consejos para educar sin castigar.

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En las familias, el esfuerzo educativo para mejorar el comportamiento de los hijos/as se ha dirigido tradicionalmente hacia normas de conducta, la disciplina y la imposición de castigos, para implementar así los límites educativos.

Sin embargo, posibilitar el alcance de un buen nivel de competencias emocionales en los niños y en los propios padres,  es la base para garantizar un desarrollo afectivo saludable sin la utilización de métodos coercitivos. El bienestar psicológico en las familias es el caldo de cultivo necesario para que nuestros hijos e hijas avancen y se desarrollen satisfactoriamente.

Detrás de cada desafío, rabieta o grito hay siempre una razón que impulsa a ello. Puede tratarse simplemente de un “mal día”, una necesidad fisiológica o una emoción que nuestros hijos/as no saben gestionar… En este sentido, es necesario que nosotros, los padres y madres, entendamos que el niño cuenta con su propio mundo emocional y con necesidades específicas. Entendiendo que su comportamiento no va dirigido a “fastidiarnos”. (“Nuestros hijos no son nuestro enemigo.”).

Utilizar el castigo para intentar paliar, prevenir o suprimir estas conductas que tienen que ver con la baja regulación emocional no es la fórmula para obtener el éxito esperado.

Castigar no sólo no previene ni enseña, sino que altera en muchas ocasiones los procesos de aprendizaje, haciendo que el niño/a busque el castigo en muchos momentos como modelo relacional en el contexto familiar.

5  “tips” para poder educar sin castigar:

Gestiona tus emociones: nuestra capacidad para razonar se reduce drásticamente cuando estamos sobreactivados. Ante una conducta  no deseada de nuestros hijos, debemos responder lo más calmados posible. Cuando las emociones nos superen, podemos utilizar herramientas de relajación como: respirar para bajar la activación, utilizar un distractor (contar hasta 10) o ausentarnos del lugar brevemente para restablecer nuestro criterio.

Empatiza con tu hijo/a: entender, respetar y leer las emociones de nuestros hijos facilita que no entremos en escala con ellos. Concédele un momento para desahogarse. Por ejemplo: Entiendo que estás muy triste por…. a mí también me pasa esto cuando…. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué te parece si…?

En lugar de decirle: -¡¡No llores por esa tontería!! ¡¡Si sigues así al final te castigo!!

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Establece límites y corrige conductas, siempre con cariño y empatía. Es importante que les hagamos saber a nuestros hijos nuestros valores familiares, lo que esperamos de ellos y cómo queremos que se comporten en cada momento. Conocer los límites de los diferentes contextos de desarrollo nos ayuda a forjar nuestra identidad. Anticiparles cómo esperamos que se comporten nos ayudará a gestionar la situación sin la necesidad de llegar al enfado y al castigo, sabrán de antemano la petición y la consecuencia asociada del no cumplimiento, de esta forma nos ahorramos debates, enfados, gritos…. Un simple: “qué pena, ya sabes que ahora no podrás…….mañana lo volvemos a intentar, seguro que lo consigues”.

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Refuerza y elogia sus esfuerzos y logros, no a ellos. Cuando valoremos algo positivo o negativo de nuestros hijos/as siempre lo haremos hacia la acción y el comportamiento que mantengan, no hacia lo que son, en lo que se están convirtiendo o en lo que serán. La conducta se modifica, somos capaces de aprender continuamente, por tanto aquí es donde tiene que dirigirse nuestro esfuerzo educativo con los más pequeños de la casa.

Por ejemplo: ¡Qué bonito eso que has hecho!… seguro que te ha costado mucho esfuerzo.

No diremos: -¡Qué bonito!, -eres tan…

No juzgar, ni a nosotros como padres y a nuestros hijos/as. No sirve de nada culpabilizarnos de lo mal que lo hayamos hecho en el pasado, ya que como padres siempre hacemos lo que creemos más conveniente para nuestros hijos e hijas en cada momento con el conocimiento y habilidades que contamos en esas circunstancias. Reflexiona sobre el padre y la madre que quieres ser y empieza hoy mismo, se fiel a tus valores familiares y traza la línea para seguirla fielmente. “De padres felices, hijos felices”.

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Y una última recomendación, si todo esto no funciona….. a reírse… el humor desengrasa y facilita la comunicación. Una vez que hayamos distendido la situación, es el momento de poner encima de la mesa la alternativa adecuada al comportamiento que no nos gusta de nuestro hijo/a. No sirve de nada castigar la conducta que evaluamos como problema si no le facilitamos el modelo adecuado para que lo aprenda!

 

 

**CENTRO TAP es un centro de psicología y psiquiatría. Facilitan tratamientos asociados a la regulación emocional (ansiedad, estrés, resolución de conflictos, toma de decisiones, duelo, fobias…) y  tienen diferentes áreas de intervención: psicológica (terapia individual, de pareja, familiar, infantil, adolescentes), sexología, psiquiatría y psicopedagogía. También tienen experiencia en formación y actualmente tienen 5 programas formativos: habilidades de comunicación, inteligencia emocional para padres, desarrollo de la autoestima, regulación emocional para niños, mindfulness.

Puedes encontrarles en Av. Manoteras, 8. 28050 Madrid y contactar con ellos en: Tlf:  91.287.63.47. Mail: info@centrotap.es 

 **Gracias a los colaboradores por enriquecer Oh my mum! con vuestras aportaciones.

 

2 Comentarios

  1. Marisa Peral 12/07/2016 at 09:40

    Este post es super interesante y los consejos del Centro Tap muy acertados.
    ¡Qué difícil es poder gestionar estos episodios!
    Y además suelen coincidir con los momentos que tenemos prisa o algo que no podemos dejar de hacer para poder tratar el problema con calma y un poco de «intimidad» con los niños.
    Paciencia, mucha paciencia porque ellos no entienden aún todas las normas de conducta y hay que ser modelo para ellos porque repiten lo que ven.
    Feliz martes!!!

  2. arantxa_gorilasalcuadrado 13/07/2016 at 10:42

    Sí, es difícil pero debemos ser capaces de mantener la calma e intentar llevar a cabo esos consejos. Por ellos y por nosotros. No sé si os pasa pero yo cuando meto un grito me quedo con mal cuerpo todo el día. Como dice Marisa: paciencia, paciencia, paciencia