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ELLOS. Los padres. Ellos a veces quedan en segundo plano. Que ellos no estén implicados físicamente en el embarazo, el parto y la lactancia les hace partir de una posición diferente. No mejor ni peor. Diferente. Y a veces incluso nosotras canibalizamos su lugar.

Esta sección es para ELLOS. Aquí quiero darles la importancia que merecen y tirarles de la lengua para que abran su corazón.

Esta confidencia #3 es algo más que un testimonio. Bernardo Jordano es el papá de Paula y Mercedes (Merceditas) y edita el blog que da nombre a la Fundación que creó junto a su mujer. La Fundación «Mia o que hago» de ayuda a niños con problemas de desarrollo infantil. Su hija Mercedes tiene un de las denominadas enfermedades raras. Si deseas colaborar puedes hacerlo desde aquí y también puedes seguir la página de facebook de la Fundación.

Como puedes imaginar su confidencia de Padre es tan especial y tiene tanto valor como su hija Merceditas. Os dejo con su texto.

Hay quien dice que ser padre te cambia la vida. Lo malo es que se ha dicho ya tantas veces que corre el riesgo de sonar a “típico-tópico”. El que no haya sentido por dentro el cambio a nivel de compromiso al nacer un hijo, tiene un serio problema. Y el que no consiga haber disfrutado del tiempo que se pasa con él, más grave todavía.

La madurez no te la dan los años. La madurez se gana con el cambio de unas circunstancias a otras, del paso de la comodidad a la responsabilidad, de la pasividad a la continua preocupación, con la vuelta a la vida en casa, ahora la tuya, nunca más la de tus padres.

Creo que lo notas cuando te tira más pasar un fin de semana encerrado, babeando observando cada detalle de eso que dicen que has creado que cualquier otro plan de los de antes.

Es así, se babea, se recrea uno viendo cada gesto y cada movimiento de un bebé que, por primera vez, sientes como único en el mundo. No descubres lo que te gustan los niños en realidad hasta que no tienes uno.

He tenido la suerte de pasar por dos experiencias radicalmente distintas de paternidad: una con Paula, de libro, otra con Merceditas, atípica, nada fácil.

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Paula nació en Tenerife, en un agosto de 2009, estando nosotros trabajando en un despacho de abogados en un escenario ideal, donde todo iba rodado. Buen embarazo, buen parto –a pesar de las 13 horas que duró-, y buenos primeros meses. Ya digo, mejor imposible. La niña iba alcanzando los logros habituales casi más rápido de lo previsto. Fue precoz para todo, para sonreír, para charlotear, para gatear, para andar… Esa madurez nos vendría de perlas con el tiempo.

Tres años más tarde llegó Merceditas, y vino haciendo ruido desde el embarazo. Es tontería que me recree ahora en eso. Sólo decir que se puede pasar francamente mal si te dejas llevar por percentiles y los mil y un criterios de cada médico que visitas.

Vino “de fábrica” con algo que no marchaba bien y que nos obligó a ponernos en guardia con ella desde el primer minuto. Una alteración genética, algo que no sale en los manuales de medicina ni en los libros de la maternidad perfecta. He de confesar que fueron unos comienzos muy difíciles para nosotros, pero hoy por hoy, por suerte, no puedo negar que la experiencia nos ha unido muchísimo como familia –incluyo a Paula también, por supuesto-.

De hecho, a Mercedes, la madre de mis niñas, que ya me tenía enganchado desde que éramos pipiolos, la tengo ahora en un pedestal más alto, si cabe. Yo era consciente de la fuerza innata de las madres para con sus crías, pero lo que he podido vivir en primera persona, me deja el listón muy, muy alto. Dicen que las madres de niños especiales están hechas de otra pasta. Vaya si es así…

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Como digo, tengo dos extremos de evolución infantil en casa, lo que significa un equilibrio brutal en todos los sentidos. Una es un remolino, la otra calma chicha; una me vence con su batería de preguntas, la otra me enchocha con sus silencios; con una me da vértigo verla crecer, la otra sigue siendo mi bebé…

En fin, me siento, por un lado, privilegiado por jugar en una liga distinta de padres, y por otra me agobia el paso del tiempo, que me cambiará, irremediablemente, niñas por mujeres, así, sin piedad ninguna. Ya encontraré también su parte bonita, seguro. Pero ahora, visto así, todavía no me hace mucha gracia.

En definitiva, soy muy exigente conmigo mismo para implicarme con mis dos, hijas, con cada una al ritmo que me lo vayan pidiendo. Saco todo el jugo que puedo a un minuto con las niñas. He cambiado y sigo cambiando pañales con la misma “pasión” que siempre. Reconozco que, por muy necesario y útil que sea en su día a día, no llegaré jamás al nivel de experta de su madre. Un padre suele ser “saledor al paso”, un “fullero”, un “asiestábien”, porque le vale más un minuto de juego con los hijos que media hora de arreglos y cuidados. Así, al menos, me veo yo. Puede que una madre me supere en técnica, pero no en sensibilidad, ojo.

Creo que los hijos son espejos con patas que te recuerdan partes de ti constantemente. Me encanta identificar esas cosas prestadas que tienen mis hijas en sus maneras, en sus berrinches, en sus mimos, en sus contestaciones… La vida te da nuevas oportunidades para que te vuelvas niño un ratito más, con tus hijos. Eres tonto si las dejas pasar.

Decía al principio que he tenido una experiencia atípica por mi hija Merceditas. Decía también que nos costó mucho entenderlo, al principio, y encauzarlo, y superarlo. Pues bien, actualmente, podemos decir que hemos crecido con la experiencia, tanto que nos dio por hacer algo más. A raíz de esta vivencia hemos puesto en marcha la Fundación Miaoquehago, de ayuda niños con problemas de desarrollo infantil. Si ser padre es algo único, participar en una iniciativa así te permite robar un poquito de “paternidad” a otros padres, con cada ojo que pones en las familias que intentas ayudar. Maravilloso, de verdad…

8 Comentarios

  1. Marisa Peral 19/01/2016 at 11:00

    Confieso que estas confidencias de los «PADRES» me tienen encandilada.
    Bravo Bernardo por llevar esta paternidad con tanta naturalidad, creo que esto para Paula y Merceditas es fundmental y de verdad, os admiro porque siempre que veo un niño con estos problemas me pregunto si yo hubiera podido llevarlo bien.
    Felicidades a ti y a Mercedes por ese trabajo y esa implicación en la Fundación y gracias mil, por abrir tu corazón para dejarnos ver que tu sensibilidad es maravillosa y por el respeto a «tus chicas»
    Estoy pensando que, al hilo de lo que sentirás cuando sean mujeres, a mi me gustaría saberlo.
    Un megaabrazo y mi admiración.
    Y un beso grande a las chicas.

  2. nurelaumpi 19/01/2016 at 12:28

    Bravo por estos post «Confidencia» , siempre tan especiales que te dan un pellizco en el corazón . Casualmente había leído hace unos días en la revista Instyle sobre la fundación Miaoquehago con la que colabora la actriz Macarena Gómez . Bravo a vosotros familia , que suerte han tenido Paula y Merceditas de tener un papás como vosotros. Me quedo con la frase de Bernardo: » La vida te da nuevas oportunidades para que te vuelvas niño un ratito más, con tus hijos. Eres tonto si las dejas pasar.» Totalmente cierto Bernardo .

    Feliz martes .
    Nuria

  3. Estela 19/01/2016 at 13:50

    Estos post me encantan Belén. Enhorabuena por tu trabajo. Totalmente emocionada.
    Mua!!

    1. belén 20/01/2016 at 09:03

      Gracias Estela, tu que eres madre sabes perfectamente lo que supone que un papá se abra a contar. Un besazo!

  4. Sonia - Pacto de Tres 19/01/2016 at 14:40

    Gracias por ese testimonio Bernardo y gracias a ti, Belén por sacarlo a la luz. Cada uno distinto y todos emocionantes…

    1. belén 20/01/2016 at 09:03

      Gracias Sonia! Un abrazo enorme!

  5. Marisa Peral 21/01/2016 at 16:33

    Qué cuento tan bonito Bernardo!!! Es un buen futuro el que imaginas y, quién sabe, con vuestra ayuda y la de superPaula, se pueden cumplir.
    Os envío un beso enorme.